REPLICA DE BORDIGA A LENIN SOBRE EL PROBLEMA DEL ABSTENCIONISMO
Las objeciones del camarada Lenin a las tesis y a los argumentos que yo he presentado plantean cuestiones muy interesantes que yo no quiero ni siquiera tocar ligeramente aquí, y que se ligan al problema general de la táctica marxista.
Los acontecimientos parlamentarios y las crisis ministeriales están, sin ninguna duda, en estrecha relación con el desarrollo de la revolución y la crisis de la organización burguesa. Pero para establecer las formas de intervención, en los acontecimientos, de la actividad política proletaria hay que aplicar consideraciones de método de la naturaleza de las que han conducido a la izquierda marxista del movimiento socialista internacional a descartar, desde antes de la guerra, la participación ministerial y el apoyo parlamentario a los gobiernos burgueses, a pesar de que se trate en este caso, sin ninguna duda, de medios de intervención en el desarrollo de los acontecimientos.
Es la necesidad misma de unir los impulsos revolucionarios de la clase obrera y organizarlos con vistas al fin comunista, la que impone una táctica fundada sobre ciertas reglas generales de acción, aun si puede parecer demasiado simple o demasiado rígida.
Yo creo que nuestra misión histórica actual implica una nueva base táctica, a saber, el rechazo de la participación parlamentaria que ya no es un medio de influir sobre los acontecimientos en un sentido revolucionario.
Se nos dice que hay que resolver el problema práctico de una acción parlamentaria comunista sometida a la disciplina del partido, pues después de la revolución se necesitará saber y poder organizar instituciones de todas clases utilizando a los hombres salidos de ambientes burgueses o semi-burgueses; un argumento así podría ser invocado igualmente para defender que es útil tener ministros socialistas en régimen de dominación burguesa.
Pero no es el momento de ocuparse más a fondo de esta cuestión. Yo me limito, pues, a declarar que conservo mi opinión sobre la materia que nos ocupa, y estoy más convencido que nunca de que la Internacional Comunista no logrará poner en pie una acción parlamentaria verdaderamente revolucionaria.
Finalmente, puesto que se ha reconocido que las tesis que yo presento se fundan sobre principios puramente marxistas y no tienen nada de común con los argumentos anarquistas y sindicalistas, espero que serán votadas por aquellos camaradas antiparlamentarios que las aceptan en su conjunto y en su espíritu porque ellos suscriben las afirmaciones marxistas que forman la substancia de aquellas.
2 DE AGOSTO DE 1920
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